Lo han vaticinado muchos entendidos en la materia a lo largo de los últimos años, uno de los recursos naturales «renovables» podría extinguirse en un futuro no muy lejano y mientras eso ocurre podrían desatarse incluso guerras por este recurso: el agua.
Aunque no podríamos hablar de que esta sea una noticia positiva, no obstante queremos incentivar sí, de manera positiva, a cuidar este bien que al parecer poco a poco irá desapareciendo, aunque muchos sean escépticos.
El agua tiene un ciclo que le permite renovarse, sin embargo, las actividades de los seres humanos como la deforestación, la agricultura y la ganadería, además de la expansión de la mancha humana, lo modifican.
El próximo 21 de abril de 2018, será el ‘día cero’ para Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, o lo que es lo mismo, el día en que los grifos podrían dejar de suministrar agua a sus ciudadanos.
Años de escasas lluvias y la peor sequía del siglo en la región junto con el aumento de población y de su consumo de agua, son los responsables de esta situación que la alcaldesa de la ciudad sudafricana, Patricia de Lille, calificó este jueves de «punto sin retorno».
El escenario actual es tan crítico que las previsiones apuntan a que el nivel de los embalses de agua podría disminuir hasta el 13,5% de su capacidad -actualmente está en el 28,1%- en menos de tres meses.
En ese momento, las autoridades de la ciudad dijeron que se verán obligadas a cortar el suministro no esencial de agua, que quedaría limitado a hospitales y otras infraestructuras fundamentales.
Los más de cuatro millones de habitantes de la región tendrían que acudir entonces a puntos colectivos de abastecimiento de agua para recoger un límite de 25 litros por persona.
Así, si el consumo no se reduce drásticamente y las lluvias continúan sin llegar, Ciudad del Cabo -considerada uno de los principales destinos turísticos de África- se convertirá en la primera gran ciudad del mundo en quedarse sin agua.
Medidas sin éxito
Antes de llegar a este punto, las autoridades municipales pusieron en marcha medidas dirigidas a ahorrar el consumo en los hogares de la ciudad.
Desde el pasado 1 de enero, se limitó el uso de agua a 87 litros por persona y día. También se prohibió lavar los carros, regar jardines o llenar piscinas; se recomendó tomar duchas en lugar de baños y se aconsejó limitar el uso del lavavajillas.
Pero aunque el 70% del agua de Ciudad del Cabo es consumida en los hogares, buena parte de la población no parece estar concienciada de la gravedad de la situación y de la importancia de sus acciones cotidianas para cooperar.
«Pese a nuestros llamamientos durante meses, el 60% de los habitantes de Ciudad del Cabo usa insensiblemente más de 87 litros por día», dijo la alcaldesa de la ciudad.
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«Ya no podemos pedirle a la gente que deje de desperdiciar agua. Debemos obligarlos».
Por ello, a partir del próximo 1 de febrero, el límite de consumo de agua diario se reducirá a 50 litros por habitante. Quienes no lo cumplan, podrían enfrentarse a multas.
La alcaldesa especificó que el nuevo umbral se mantendrá durante 150 días, tras los cuales se reevaluará la situación.
Población dividida
Según los responsables de WaterWise, una campaña sudafricana sobre concienciación del uso de agua, una persona utiliza para ducharse unos 15 litros de agua por minuto.
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«Se nos pide que limitemos nuestras duchas a minuto y medio. Así que, por mi parte, tuve que cortarme el pelo porque ese tiempo no era suficiente para lavármelo», dijo Christine Colvin, miembro de la organización WWF en Sudáfrica.
Entrevistada por el programa The World de PRI y la BBC, Colvin aseguró que las medidas de ahorro mantienen a la población dividida.
Medidas y recomendaciones para ahorrar agua en los hogares de Ciudad del Cabo
50 litros: límite de consumo de agua diario por habitante.
* Ducharse en menos de dos minutos.
* Usar agua potable solo para beber y cocinar.
* No regar jardines ni lavar vehículos, y usar la cisterna solo si es necesario. Reutilizar el agua sobrante en la ducha o lavabo para ello.
* Utilizar la lavadora y el lavavajillas solamente a su máxima capacidad.
«Casi la mitad de nuestra población parece negar lo que ocurre y la potencial realidad de que llegue el ‘día cero'», dijo.
Además de a través de la concienciación, el gobierno municipal trabaja en otras medidas para tratar de revertir esta situación y dar respuesta a la creciente demanda de agua por parte de una población que aumentó en más del 50% en las últimas dos décadas.
Según la corresponsal de tecnología y negocios de la BBC, Gabriela Mulligan, las autoridades de Ciudad del Cabo están impulsando «plantas de desalinización para hacer que el agua de mar sea potable, proyectos de extracción de agua subterránea y programas de reciclaje de agua».
Sin embargo, parece poco probable que muchos de estos sistemas estén listos antes del ‘día cero’ o de la temporada de lluvias que comienza en mayo, y que no se prevé que vayan a ser tan abundantes como para mejorar notablemente el escenario actual.
«Las proyecciones sobre el cambio climático predicen desde hace años que el área de Ciudad del Cabo será mucho más seca y caliente a medida que pase el tiempo», recordó Colvin.
«Necesitamos hacer aún más planes de previsión de almacenamiento de agua y de uso de diferentes fuentes de abastecimiento», concluyó.
¿Es posible continuar afirmando que el agua es un recurso renovable?
Nuestras actividades cotidianas modifican el ciclo del agua:
La deforestación, el crecimiento de la mancha urbana y la expansión de algunas actividades productivas, como la agricultura y la ganadería, reducen significativamente el área que permite la infiltración a través del suelo para recargar los acuíferos. Al extraer más agua de la que permitimos que se infiltre, generamos un déficit en el volumen disponible para nosotros y los ecosistemas
Por otro lado, la mayor parte de los procesos productivos y las actividades humanas generan residuos que eventualmente llegan al agua y modifican su calidad; la contaminan convirtiéndola en una sustancia nociva o tóxica para la salud humana y la de los ecosistemas, o no apta para ser aprovechada en nuestras actividades.
Ante este panorama debemos reflexionar:
Si estamos usando más agua de la que está disponible y además estamos modificando su calidad a través nuestros residuos, ¿Es posible continuar afirmando que el agua es un recurso renovable? ¿Conviene verla como un recurso que siempre estará disponible? Desde luego que no, debemos construir una nueva relación con el agua y tratar de reestablecer su dinámica natural.
Para esto sería importante:
- Planear el crecimiento urbano.
- Conservar y restaurar los ecosistemas.
- Disminuir o evitar el uso de fertilizantes y pesticidas en las actividades agrícolas.
- Disminuir y evitar descargas industriales a cuerpos de agua o al drenaje.
- Tratar las aguas residuales.
Adicionalmente, cada uno de nosotros podríamos modificar nuestros hábitos de consumo:
- Procurar usar sustancias biodegradables para el aseo personal y de nuestra casa.
- Evitar tirar solventes, aceites, pinturas, medicinas y desechos al drenaje, los ríos y lagos o al suelo directamente.
- Reusar el agua.
- Evitar el desperdicio.
Éstas son sólo algunas de las tareas que podemos realizar individual o colectivamente, para restablecer este ciclo y garantizar con esto agua suficiente y de buena calidad para desarrollar nuestras actividades.
Cuidemos el agua, pensemos en las futuras generaciones.